Tras un evento cardíaco —como un infarto, una cirugía o la colocación de stents— es fundamental retomar la actividad física de manera segura y progresiva. Un programa de readaptación cardíaca controlado por un profesional especializado permite recuperar la capacidad funcional, mejorar la fuerza y la resistencia y reducir el riesgo de nuevas complicaciones.
El ejercicio prescrito y supervisado ayuda a controlar la tensión arterial, mejorar el perfil lipídico y la glucemia, optimizar la función cardíaca y aumentar la confianza para volver a una vida activa. Además, la monitorización profesional garantiza que cada sesión se adapte a tu estado de salud, detectando señales de alerta y evitando esfuerzos que puedan resultar peligrosos.
Realizar este proceso de forma independiente o sin la guía adecuada puede implicar riesgos innecesarios, como sobreesfuerzos, lesiones o descompensaciones cardiovasculares. Por eso, contar con un especialista que trabaje en coordinación con tu cardiólogo es clave para una recuperación segura y eficaz.
